La exposición a temperaturas muy altas puede causar trastornos peligrosos, como un golpe de calor o una insolación. Cuando la temperatura sube, es fundamental tomar las precauciones necesarias para protegerse y prevenir enfermedades causadas por el calor.
Insolación y golpe de calor
La insolación y el golpe de calor son trastornos graves causados por el calor que pueden ocurrir cuando el organismo está expuesto a temperaturas elevadas y no se enfría debidamente. Si bien comparten algunos elementos similares, sus características y gravedad son distintas.
La insolación se produce típicamente cuando alguien expuesto a temperaturas elevadas realiza una actividad física vigorosa o pasa un largo tiempo en un lugar con mucho calor. Los síntomas incluyen sudor excesivo, fatiga, mareo, náusea, vómito, dolor de cabeza, calambres musculares y un latido cardíaco rápido. De no actuar con rapidez, puede generar un trastorno aún más grave llamado golpe de calor.
El golpe de calor es un trastorno grave que puede poner en peligro la vida. Tiene lugar cuando la temperatura interna del organismo sube a un nivel peligroso, generalmente por encima de 40ºC (104°F). Puede desarrollarse con rapidez y requiere una atención médica inmediata. Las señales y los síntomas de un golpe de calor consisten en una temperatura corporal elevada, confusión o desorientación, piel caliente y seca, respiración rápida y corta, latido cardíaco rápido, un dolor de cabeza intenso y persistente, náuseas y vómito o la pérdida de conciencia.
Tanto el golpe de calor como la insolación son trastornos graves y es fundamental obtener atención médica. Si sospechas cualquiera de los dos, actúa de inmediato para mantener fresco el cuerpo usando agua o hielo. Actuar con rapidez para hacer bajar la temperatura corporal puede servir para prevenir complicaciones y, tal vez, salvar vidas.
Cómo mantenerte protegido en caso de calor excesivo
- Bebe mucha agua todo el día, aunque no tengas sed. Evita el consumo excesivo de bebidas alcohólicas o con cafeína, ya que pueden crear deshidratación. Siempre lleva contigo una botella de agua que se pueda volver a usar y, si haces actividades físicas, asegúrate de beber líquidos con más frecuencia.
- Usa ropa liviana, no ajustada y de color claro que permita al cuerpo respirar. Usa telas naturales como algodón o lino, que sirven para mantenerte frescos. Evita los colores oscuros porque tienden a absorber calor. Si estás afuera, para proteger la cabeza y los ojos del sol usa un sombrero de ala ancha y lentes de sol que te protejan de los rayos ultravioletas.
- Limita la exposición directa al sol. De ser posible, quédate adentro o en lugares con aire acondicionado o con ventiladores. Si tienes que salir, trata de programar las actividades en las horas más frescas del día, como temprano en la mañana o en las últimas horas de la tarde. Trata de estar en la sombra mientras sea posible y busca periódicamente lugares más fríos para darle al organismo la posibilidad de refrescarse.
- Ponte un protector solar de amplio espectro con un SPF (factor de protección solar) alto en las partes expuestas al sol por lo menos 15 a 30 minutos antes de salir. Vuelve a ponerte protector cada dos horas o con más frecuencia si sudas mucho o estás en el agua. Usa además un bálsamo labial con SPF para evitar que se te quemen los labios.
- Si no tienes aire acondicionado, usa ventiladores o abre las ventanas para hacer circular el aire. Durante las horas del día con temperatura más alta cierra las cortinas o persianas para bloquear la luz solar. De ser posible, usa contraventanas reflectantes o pon láminas reflectantes para reducir al mínimo la absorción de calor. Considera la posibilidad de usar un nebulizador o ponerte compresas frías para bajar la temperatura corporal. En muchas comunidades se habilitan también centros de emergencia con aire acondicionado en casos de calor excesivo. Puedes llamar al teléfono de información de la ciudad o pueblo en el que vives, visitar su sitio web o preguntar a un vecino dónde encontrar un centro de emergencia con aire acondicionado.
Los bebés, los niños pequeños, las personas de la tercera edad y quienes tienen enfermedades preexistentes son más propensos a enfermedades causadas por el calor. Asegúrate de que puedan estar en un entorno fresco y se hidraten debidamente. Ofrece ayuda a quienes la necesiten y hazles buscar atención médica de inmediato si exhiben síntomas golpe de calor o insolación.